martes, 12 de agosto de 2008

EL ALA ROTA

NOTAS DEL AUTOR.

Es difícil para mí explicar el porqué de este libro. Lo que siento muy plenamente en mi alma es que este libro es un libro que se ha escrito solo, que proviene del alma, de las voces de la tierra, y no de mi mente, ni de mi mano o ingenio.
A lo hora de llevar este proyecto a cabo, me encontré con dos grandes dificultades.
La primera era cómo asociar todas estas historias tan diversas pero tan parecidas a la vez en una sola obra. Pensé en una novela, pero la sola idea de ir matando a mis personajes me desanimó en gran manera, era necesario que cada personaje tuviera vida, que fuera independiente del otro pero que a la vez fuera una fiel representación de lo que me llevaba a escribir estas historias: el acaso del hombre.
Fue muy difícil la elección del nombre, de hecho su nombre original era “ Lluvia en la muerte”, pero este título no llenó todas mis expectativas. Después intenté un título más osado que era una espada de doble filo por su interpretación: “Mientras gotea bajo la muerte”. Sin embargo, a pesar que la muerte y la lluvia eran factores importantes de cada una de estas historias, el título no me pareció el adecuado, incluso me pareció ciútico, como si fuera un llamado a la muerte en una metáfora inconsistente.
Como dije antes, la esencia de este libro es el acaso. Para ello, jugué con dos factores. La lluvia, que para muchos es sinónimo de tristeza y la muerte que no necesita una mayor interpretación, quería asociar con la lluvia la muerte, mostrar como un fenómeno climatológico intervenía en las vidas de las personas.
Un día mientras veía un documental en el Animal Planet, obtuve la respuesta a mi pregunta número uno: ¿qué nombre se adecua a lo que quiero entregar?
Era un ave de rapiña que había caído en una trampa y se había fracturado un ala. Esa ave de rapiña, que era una todopoderosa mientras volaba, ahora estaba indefensa ante todos. La sensación que tuve es inexplicable, “El ala rota”, por fin encontré el título que llenaba mis expectativas. El hombre es igual a esa ave de rapiña, se cree todopoderoso, pero un simple acaso de la vida, le corta sus alas y desfallece, como si nunca hubiera sido aquel individuo poderoso. Ahora sólo es un ser humano.
La segunda pregunta que me acechaba era si debía o no darle vida a mis personajes.
Tras varios intentos, decidí dejarme llevar, que los personajes tuvieran vida por sí solos. Que quién los leyera sintiera esa sensación de pensar “me parece familiar esto”, pero a la vez de impenetrabilidad. Decidí esconderme en mis personajes, que son prominentemente femeninos para reflejar aún más el concepto de “ala rota”, con el de la indefensa mujer.
“El ala rota”, es el camino que lleva a una conclusión que ha estado siempre en nuestra memoria pero que no la dejamos salir a la luz: la fragilidad del hombre.
En este camino, encontramos muchas aristas. Es un camino lineal que funciona como un proceso.
Cada cuento, cada historia, es una adición de la anterior, es un reflejo propia de la existencia pero a la vez es la continuación de este proceso que nos llevará al fin del camino que es la conclusión del acaso.
La primera historia, “El camino”, es un cuento absorbente, picaresco, un poco trágico, que sirve de puente, de inicio, de comienzo del camino del ala rota.
En “Casiopea”, encontramos a una mujer, pero más que eso, al esfuerzo del ser humano que se ve amenazado, por esta ala rota.
“La diva”, es un relato contemporáneo, de nuestra actual sociedad, del egocentrismo característico de esta época.
“Mia” es mas bien personal, es la historia en la que quiero reflejar más que las preocupaciones del personaje, a MIA, como la esencia inoportuna o salvadora de la vida.
“La Chika”, en cambio es un hermoso juego con la realidad y la ficción, con una historia simple, contado por un personaje irreal.
En “La libertad”, quise tocar el ocultismo que existe tras una relación superada por el acaso. A pesar de ser diferente en su contexto a las otras historias, su fundamentación sigue siendo la misma.
Hasta el momento, cada una de las historias eran una sucesión de elementos, de formas de vida, de belleza en lo grotesco, pero en “El ala rota”, una historia homónima al título de la obra, nos encontramos con la esencia, el resumen de la obra. Si alguien quiere solamente saber de qué se trata el libro le recomiendo que lea “El ala rota”, será más que suficiente para aquellos conformistas que son los protagonistas de este relato.
En “¿Naranja o limón?”, nos acercamos al desenlace de este camino, nos acercamos a la meta, tal como los protagonistas buscan cada uno su camino.
En “Cicuta” hay una realidad que juega con la otra, la dimensión científica es absorbida por la ficción para reflejar en este espejo del hombre su suerte como tal.
“Salto al infinito”, es un homenaje a dos seres que he querido y que ya no están conmigo, pero también es el precipicio que debemos saltar para llegar a la meta que está solo a unos cuantos metros.
Finalmente, “Alerta” es el final del camino, es la meta. Este breve ensayo es la culminación de lo que he querido presentar.
Cuando tomé la arriesgada decisión de terminar mi obra con una historia verídica, de denuncia, que está presente pero que es olvidada por todos como es la tónica de la vida, no pude menos que sentirme acongojado.
“Alerta” es un llamado agónico a un cambio, es una historia de la vida real con un toque de literatura, con un toque de ironía para expresar mi desazón, mi tristeza.
En general, en esta obra se encontrarán con la existencia todopoderosa del hombre que se ve amenazada cuando pierde un ala, cuando un ala es lastimada.
La muerte no el camino de angustia y sufrimiento, sino la consecuencia lógica de algo mejor, no hay fatalismo, no hay tristeza, al contrario hay paz, armonía, tranquilidad, pureza.
La lluvia resplandece su esencia para demostrarnos que el acaso, que tanto teme el hombre, ese miedo a lo desconocido, a la muerte, al dolor, a la enfermedad, a la vida, al acaso, no es más que la demostración de que tenemos el ala rota y sólo hay dos alternativas: o nos curamos o bien dejamos el curso de las cosas continúe con su proceso.




14 de octubre del 2006, Yumbel, Chile.

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